lunes, 15 de octubre de 2012

Sexo virtual

Sexo virtual


Es domingo, muy entrada la madrugada. 

Hemos estado chateando desde hace algunos minutos. No es la primera vez que nos conectamos, pero sí es la primer vez en que la conversación fue derivando lentamente a temas íntimos y privados.
Nos sentimos cómodos charlando mutuamente. La sensación de intimidad que nos rodea en esta atmósfera es tranquila, puedo sentir como el ambiente se ha electrizado entre nosotros.


No puedo negar que me siento seducido por esta extraña sensación. Es un momento cálido entre nosotros, que ha permitido aflorar sensaciones ardientes. Vaya que teníamos deseos escondidos...


Me encandilo mirando tu hermosa melena negra. Los cabellos desordenados acarician tus mejillas mientras esos ojos grandes y pardos me miran. 


Contigo he comenzado a sentir un cúmulo de viejas sensaciones olvidadas. El corazón acelerado, las mariposas en el estómago... Hay un mundo de razones que generan luchas internas que me llevan a liberarme para disfrutar estos momentos contigo.
 

Después de unos minutos de dudas e incertidumbre, libero mis pensamientos con una mezcla de euforia y sensualidad que nunca antes había experimentado.
 

Me miras intensamente. A través de la cámara puedo notar en tus ojos la ansiedad creciente del deseo. Es una noche intensa. Al parecer nos necesitamos con premura. La soledad de nuestros matrimonios nos lleva a cometer estas locuras antes nunca experimentadas.

Miras de reojo y adivino que tratas de saber si tu esposo está dormido. Te apartas de mi vista por un momento y te adivino asegurándote de no ser atrapada.

Vuelves con una sonrisa cómplice para acomodar tu imagen en la pantalla. Intuyo tus piernas juntas y apretadas. Tu rostro se nota acalorado en esta noche de locura sensual.

Llevas tu cabello hacia atrás y puedo ver tu cuello desnudo y las suaves curvas de tus hombros. Esas imágenes llegan hasta mí con la maravillosa sensación de belleza que te envuelve.

Sonríes apenas con tus carnosos labios y la punta aterciopelada de tu lengua se asoma tímidamente entre ellos.

Desabotonas tu blusa poco a poco y la calidez de tu piel se hace visible a mi ojos. La curva de tus senos corta mi aliento, mientras la sequedad de mi boca refleja el deseo que mi alma experimenta por tenerte junto a mi.

Sonríes mientras tus manos acarician suave y lentamente la curva de tus pechos. Estimulas tus pezones erectos y poco a poco enciendes el motor de mi deseo, que se vuelve cada vez más incontrolable.

A través del monitor veo que te mueves. Adivino el ritmo de tus piernas en esa cadencia propia de la excitación. Una de tus manos se pierde hacia abajo para buscar el hueco de tu entrepierna.

De repente, te sobresaltas, sintiendo ese miedo repentino del culpable cuando es descubierto. Después de unos instantes, te relajas y volvemos a disfrutar mutuamente de nuestras imágenes culposas, ahora sin tapujos... sin mentiras.

Acomodo la portátil sobre la mesa del living y me recuesto sobre el sillón desnudo por completo.

Tú arreglas la cámara. Veo cómo subes tus piernas a los bordes del escritorio ofreciéndome la inmaculada visión de tu sexo en primer plano. Te recuestas en la silla para que pueda verse tu cuerpo por completo.

Estás desnuda frente a mí.

Rogando mentalmente por no ser interrumpidos, veo tu sexo mojado poco a poco. Tus dedos expertos tocan tu sexo quitando algo de flujo. Me muestras un hilo de fluído entre tus dedos.

Hay una sirena en mi cabeza que me dice "no sigas... no lo hagas".

Pero tu imagen es demasiado para mi. Tu osada decisión de mostrarte ante mi presencia, en esa extraña determinación, termina por vencer mis útimas defensas.

No puedo, o más bien no quiero controlarme.

Nos masturbamos frente a frente y compartimos ese momento único e íntimo. Dos desconocidos en una noche tormentosa. La sensación de complicidad, mezclada con miedo y lujuria se apodera de nuestros sentimientos.

Tus piernas abiertas. La suave piel de tu sexo. Tus dedos que se mueven rápidamente mientras con la otra mano acaricias tus pechos, llenan mi pantalla.

Alimentas mi mente con ese movimiento sensual de tus caderas. Tu cuerpo se arquea rítmicamente en esa danza lenta y sexual que nos une en esta, nuestra primer noche juntos.
 

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