miércoles, 7 de noviembre de 2012

En mi oficina




















En mi oficina

Estoy solo en mi oficina. La tarde comienza a caer y las luces rosadas del cielo se reflejan en las ventanas.

Estoy a punto de terminar la jornada. Frente al ordenador, escribo el código del programa que estoy terminando.

Tengo una Pepsi fresca con limón sobre el escritorio. Me gusta el refresco con un toque de limón. Trabajo con música y por eso tengo puesto los auriculares. En los parlantes, se escucha a Billy Idol tocando Rebel Yell. Muevo mis pies al ritmo de la música.

Sonrío al pensar que los años no han aquietado mi espíritu, ese que me llevó a lo que soy ahora.

Mientras las penunbras ganan la oficina, enciendo la luz. La secretaria ya se ha ido y me siento un poco más libre. La corbata sobre el sillón, los botones de la camisa desprendidos.

La calefacción está encendida y el clima dentro del departamento está óptimo en este invierno que es crudo y seco. Siento al celular que indica un mensaje de texto.

Eres tú. El mensaje dice "abre la puerta". Un toque de alegría me invade por dentro. Te extrañaba. Te deseaba. Salgo de mi despacho y atravesando el estar, abro la puerta.

Allí estás. Cubierta con un tapado negro porque la estación es fría. Pasas y después de asegurar la puerta, sin decir palabra me llevas a mi despacho. Arreglo las cortinas para que no puedan vernos desde otros edificios.

Al sacarte el tapado, veo que estás estupenda. Vistes una falda negra diminuta y una blusa blanca que deja ver tu estómago. No es común en tí vestir de esa manera.

Acaricio la suave piel de tu abdomen rodeando la cintura. Te tomo por el talle y te atraigo hacia mí. Tus senos, que dejan ver unos pezones erectos, me rozan el pecho mientras nuestras lenguas se mezclan.

Puedo sentir la suavidad de tus labios sobre los míos, el aliento que sale de tu boca, la saliva caliente que toca mi lengua.

La fragancia de tu cuerpo me envuelve mientras siento la suavidad de la piel de tu cuello que acaricio con mis manos. Tus cabellos negros rozan mi cara y me acarician mientras cierro los ojos para besarte largamente.

Con mis manos recorro tus caderas y atrapo tus nalgas. Una de tus manos me acaricia el pene y los testículos por fuera del pantalón.

Tu lengua me recorre por dentro, me desvisto rápidamente dejando caer mi ropa en la habitación. Desprendo los botones de tu falda, dejándole caer y puedo ver tus formas vestidas con una braga negra que moldea a la perfección tus formas suaves.

Te quito la blusa y deslizo los elásticos del corpiño por tus hombros. Desprendo la traba y tus pechos quedan desnudos. Beso tu cuello y llego a tus senos. Comienzo a succionar tus pezones mientras la saliva te moja y escurre hacia abajo. Siento cómo mueves tu cuerpo para frotarlo contra el mío para aumentar la caricia.

Te quito los zapatos y la medias y te acuesto sobre el sillón que tengo en mi despacho. Miro tus formas por un momento pero me tomas de las manos y las llevas por tu cuerpo. No quieres ternura.

Deslizo tus bragas y al liberarlas de tus piernas, las llevo a mi cara para sentir tu olor. Noto que la tela tiene algo de tu flujo y no puedo evitar lamerlo mientras me miras con lujuria. Te gusta ese gesto.

Improviso un 69 sobre el sillón. Abro tus piernas y empiezo a lamer tu vagina mientras con tus manos me masturbas. Mi pene comienza a perder flujo por la excitación.

Llevo mi lengua por toda tu cavidad mientras recojo tus líquidos y los llevo a mi boca. No puedo dejar de sorberte porque eso me da un placer indescriptible. Siento tu cuerpo estremecer de placer mientras tomas mi cabeza y aumentas la presión de mi boca contra tus genitales.

Me masturbas con fuerza, frotándome bruscamente el pene. Me gusta sentir la fuerza de tu mano contra la cabeza de mi polla. Siento como un chorro de orín sale de tu coño y me deleito al beberlo directamente de tu vagina.

En un movimiento rápido me sientas sobre el sillón y deslizas mi pene por tu boca mientras con tus manos acaricias mis testículos.

Me contengo al máximo porque hoy no quiero acabar en tu boca. Después de aguantar algunos minutos, te subo sobre mí para masturbarte con mi polla, tal como te gusta. Mis dedos buscan tu ano para acariciarlo sin penetrarte. Te mueves con gusto por el movimiento de mis dedos. Mientras voy frotando con la cabeza de mi pene tu interior y masajeando tu clítoris, dejo que llegues al clímax. siento cómo tus líquidos corren por mis genitales. Creo que volviste a orinarte sobre mí por la cantidad de líquido que escurres, pero no me importa. No me importa nada de lo que hagas conmigo, mi amor.

Cuando terminas de estremecerte, te retiras un poco y continúas masturbándome por algunos minutos. Lo haces duro y fuerte. Nunca te había visto tan caliente. Cuando estoy listo, te aviso y terminas por inclinar mi pene hacia tí. Cuando me derramo, el semen te alcanza los senos y salpica un poco tu cara y los cabellos.

Tomas algo del semen con tus dedos y lo llevas a tu boca. Después de tragarlo, me besas profundamente. Nos ha dado hambre. Haré que lleven algo de comer a la oficina. Tendremos que inventar una excusa por el retraso para nuestras parejas.
  


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